
Historia de Sultana
Sultana nació en el año 2017 como un espacio donde la danza se vive como un camino de conexión, libertad y autodescubrimiento. Mi sueño siempre fue crear una escuela que combine arte y consciencia, donde cada mujer pueda reconectarse con su cuerpo y su fuerza interior a través del movimiento.

El nombre Sultana representa a la mujer que se empodera desde su autenticidad, pero también está inspirado en el concepto árabe Saltanah, que conocí gracias a la maestra Sahra Saeeda.

Sahra Saeeda. (2021). Backstage in Zurich, Switzerland. https://www.facebook.com/SahraSaeeda/
Ella explica que la Saltanah es un estado de éxtasis creativo que surge cuando la bailarina se entrega por completo a la música y a la emoción del momento. No es algo que pueda forzarse; sucede solo cuando cuerpo, mente y alma están alineados.
Como ella misma dice, hay que trabajar nuestro propio Saltanah, prepararnos con conciencia y presencia, sabiendo que quizá ese instante de comunión total no llegue siempre, pero que el verdadero arte está en el proceso mismo.
Más tarde, mi profesor y coach David of Scandinavia me ayudó a comprender que esa conexión nace de la práctica constante, la sensibilidad y la entrega genuina a la danza.

David of Scandinavia y Elda Benavente (2021)
https://www.instagram.com/sultanadanza/
En Sultana Escuela de Danza Oriental, ese espíritu de Saltanah es el corazón de todo lo que hacemos. En la tradición árabe, este concepto se relaciona con el Tarab, esa fusión entre quien interpreta y quien escucha, cuando la emoción se comparte y trasciende la técnica. En nuestras clases buscamos precisamente eso: cultivar el proceso consciente que permite que cada bailarina conecte con la música, con su emoción y consigo misma. Porque más allá del momento de éxtasis, la verdadera transformación sucede en el camino: en cada respiración, en cada gesto, en cada instante en que la danza se vuelve una forma de presencia viva y auténtica.

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